El Dios de presente y la Vocación que muda de forma (paréntesis)

Les anunciaba en mi anterior artículo que iba a escribir sobre "el misterio de una vocación que se modifica", sin embargo creo que esta expresión no es precisa puesto que la vocación, en tanto misterio que proviene directamente de Dios como don adjunto al de la vida, no es algo que la persona define sino más bien es llamada del Ser-ser (con mayúscula en tanto indica la voz de Dios, con minúscula en tanto indica la voz del ser personal que asiente o disiente). Esto es lo que nos evidencian los relatos de vocación profética y lo que es más palpable en la vida de Jesús y en los relatos de vida de los santos de los altares. La vocación es una exigencia del ser que trasciende la vida, llegando incluso a sacrificarla, y que va más allá del Estado de Vida, en tanto lo exige, lo forma y lo condiciona en su modo de vivirse.

Les decía también que Vida, Estado de Vida y Vocación son 3 realidades conexas, en las cuales Vida y Vocación son don de Dios y Estado de vida es elección humana. Esto es más evidente cuando se trata del perseguir "ser felices" desde la óptica creyente: Creemos que la plenitud-felicidad es un estado escatológico que está determinado por el cumplimiento de la Voluntad de Dios (esta es la visión del libro del Apocalipsis); esto llevado al presente y a la vida de la persona implica que su felicidad tiene directa relación con el cumplimiento de la Voluntad de Dios expresada en la Vocación personal a que ha sido llamada y que, por tanto, el Estado de vida que ella escoja debe estar en consonancia con su vocación para hallarse con esa felicidad perseguida.

Ahora bien, la felicidad no es un absoluto determinante del acto humano y sus fines, es más bien un producto del mismo que coopera con el querer de Dios de alcanzarle a la persona su bien pleno; así mismo, el Estado de vida tiene una injerencia limitada en el proyecto de plenitud de Dios para la vida y para el cumplimiento de su Voluntad en el individuo, expresada en la vocación personal, pues si bien tal Estado facilita el desarrollo de la economía salvífica en el contexto del cosmos y la historia, también es cierto que el mismo no lo determina pues la acción divina en el hombre tiene su cuna en el concierto de los actos personales y no en una manera de vivir la vida y la vocación otorgadas por Dios.

Lo anterior enmarca la pregunta detrás de este artículo de blog: Si el Estado de vida que se escogió no concuerda con la vocación que se descubre, ¿ se está entonces signado para vivir en la desesperación de una vida infeliz por una vida vivida en disonancia con la vocación?.No, por tres razones.

En primer lugar hemos dicho que "la vocación va más allá del Estado de Vida, en tanto lo exige, lo forma y lo condiciona en su modo de vivirse", en este sentido la vocación es un absoluto en relación al Estado de vida, que es un relativo; esto es, aunque el misterio de la decisión humana, como en mi caso, o de la conjunción de circunstancias, como en el caso de los presbíteros chinos p.ej., sea equívoco o incluso contrario a la vocación (recordemos el "las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos") hemos de decir que si aún en esa situación la Voluntad de Dios, expresada en una vocación específica pero no unívoca en términos de salvación-liberación-plenitud, es acogida en sinceridad y libertad, la misma alcanza su término de realización personal. No significa esto que se pueda rechazar el querer de Dios sin consecuencias, significa que el fin de salvación prevalece aún por encima de esto y que Dios Padre acude fiel a continuar su proyecto salvífico en la vida de aquellos que aún opuestos, derrotados u oprimidos han variado, o tenido que variar, el camino inicialmente previsto o ideal para la vocación a que fueron llamados.

En segundo lugar, la felicidad-realización-plena-del-ser, en tanto don escatológico es primigeniamente dependiente de la comunión con Dios Trinidad; no es un efecto del querer-poder-hacer de la persona, es producto de la intimidad con Dios, de la unión íntima con Él de la cual brota como consecuencia la experiencia de "lo feliz"que es estado permanente. Es común que el pensamiento del común de las personas sub-valore la gravedad de ir en contra de la propia vocación, incluso de la vocación última de la santidad, bajo la disculpa del "ser felices". Frases como "si eso le hace feliz", "si así es feliz", "si así halla la felicidad" son la manera en que se explica y justifica, ir en contra de sí mismo, de Dios, del mundo o de los demás. La búsqueda de la felicidad se ha erigido como un absoluto de la mentalidad post-moderna e hiper-moderna y ella lo justifica todo, !qué falacia...!, lo que se encuentra con esa posición son felicidades efímeras e incompletas... bueno, eso es lo que creo por la propia experiencia y como parte de la lectura de realidad que hago desde mi fe, sería muy interesante hacer una investigación social al respecto.... aunque parezca una regla apodíptica lo anterior, no es así... es posible que en esa búsqueda desbocada de lo que nos hace felices hallemos que la felicidad esperada no era lo que pensábamos, sin embargo la promesa de Dios no se rompe, Dios es justo pero también es fiel y en esa justicia que permite el "aprendizaje significativo", cuando solo podemos aprender por el error, es también presencia fiel que con miseri-cordia levanta y restituye aún hasta con más ventaja... la paradoja del hijo pródigo!... por supuesto esto exige recorrer su mismo camino de conversión: darse cuenta, arrepentimiento-contrición, volver al Padre recorriendo el camino de vuelta, dejarse abrazar de Él y entrar en su casa para permanecer en ella al modo novedoso que indica el Padre.

En tercer lugar el Estado de vida indica una forma específica que a todas luces hace efectiva la llamada personal de Dios Padre a la vida: el discernimiento de la fe hace evidente a la persona su llamado al celibato, al matrimonio, a una profesión determinada, a la vida consagrada o religiosa o al ministerio del orden y ésta sigue tal o cual Estado de vida porque halla en él la forma que responde y hace feliz en el llamado del ser que además existencialmente se experimenta como cierto. Experiencia de Fe, experiencia de vida y razón se conjugan para hallar la verdad de sí mismo que plenifica en una opción de vida que se hace y que se verifica en el transcurrir de la misma. Sin embargo es posible que o nos equivoquemos o que nos desviemos en la opción que es Verdad de Dios para nosotros, o lo que es lo mismo, que es existencia que llena y hace feliz de un modo pleno que a veces solo se reconoce en su pérdida... pero aún allí está el amor de padre de Dios Padre: podemos fallar mil veces y mil veces Él está allí para rescatarnos por la experiencia de seguimiento de su Hijo y la experiencia gratuita y transformadora del Espíritu en una vida vivida delante suyo en el amor personal y humano que reconoce su filiación.

Y doy fe en mi vida de lo que con teoría teológica les digo: El Padre está siempre allí, guiándonos, esclareciendo y plenificando en la relacionalidad con su Hijo y en la experiencia transformadora de contacto con el Espíritu. Soy hijo de Dios que hoy más que nunca entiende de la vocación sacerdotal a la que fue llamado y consagrado "desde el mismo vientre" y que ha visto cómo el Padre rescata y entrega a la plenitud en un camino nuevo de vida que aparentemente no va con esa vocación.... y tengo más ahora por gracia suya: mi vocación presbiteral vivida en medio de mis trabajos y proyectos, la familia bella que me ha donado y un amor distinto y mayor que me liga a Él, a su creación y a esta familia-comunidad de la cual soy responsable... ciertamente camino diferente al de otros hermanos en el sacerdocio, más camino desde el cual puedo también hoy darle gracias a Dios en una vida que es Eucaristía-acción de gracias-sacrificio de modo singular.... ¿es este un mejor camino?, no... es el camino singular que en mi seguimiento vocacional y particular de Cristo hube de vivir para hallarme con la Gloria de Dios Padre. Camino que tuvo que darse por el abandono del camino ideal presentado originalmente por Dios, pero que gracias a su amor fiel es también hoy camino de plenitud para mí.





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